CAPÍTULO SEPTIMO 

EL DOMINIO DE LA FURIA

Sentados alrededor del fuego los abuelos convocaron a los antiguos espíritus, hicieron grandes ofrendas y bebieron los fermentos divinos, luego se unieron en una danza sagrada, sus pies estremecían el suelo y los puños golpeaban el pecho con fuerza, todo en el recinto vibraba con una energía poderosa, sus cuerpos se balanceaban con frenesí, giraban en un trance, al final dejaron descansar su humanidad en el pensamiento y la meditación. Todos los guerreros consagraron su fuerza a la voluntad, que se pondrá a prueba en la batalla.  

Todo quedó en calma, Cacaima estaba cobijado por el sereno, adormecido por el efecto de la medicina ancestral de la chicha y la noche avanzaba entre el murmullo de los grillos, el descanso fue interrumpido por la presencia de un ser poderoso que se trepaba por los pies del somnoliento guerrero, le estrangulaba el paso de la sangre lentamente y apagaba el fuego de sus venas con su fría piel… de pronto en su interior una voz que no era suya habló: 

-Dirige tus pasos al sur, es el momento de hablar-. 

Al oír estas palabras vio en su mente los ojos de una serpiente, y despertó para ver el cielo que le dibujaba un camino iluminado de estrellas, nebulosas y lejanas galaxias que atravesaban todo el firmamento. Se dispuso a guiar sus pasos al lugar donde había llegado años atrás, las cataratas majestuosas que protegen la montaña. Santuario natural donde vive la serpiente blanca, guardiana de los espíritus del agua.  

Antes que el sol tocara a la puerta de la maloca, Cacaima habría desaparecido, acudiendo con solemne obediencia al llamado de la serpiente, antigua curandera de sus miedos más profundos.   

–Llevo esperando mucho tiempo a que encuentres el camino que lleva a tu destino- dijo la serpiente, quien se encontraba en la sombra de una gran roca y continuó, mientras emergía su enorme cabeza blanca lentamente de las oscuras aguas. De nuevo el tiempo se detuvo y la música de los seres nocturnos que ocupaban cada rincón de la selva se apagó.  

-Todo valiente guerrero sabe que primero tiene que vencerse a sí mismo para luego poder vencer a sus enemigos, los enemigos de la raza jaguar son los destructores de la vida salvaje y espiritual, son los verdugos del espíritu del bosque, que amenazan Incluso a tu antiguo hogar, a tu madre, la memoria de tu padre y los abuelos de la aldea que has dejado atrás para llevarlos siempre en el recuerdo, cuya memoria llena tu corazón de vida- 

-¿Mi padre?- replico Cacaima notablemente confundido. –no conozco a mi padre- 

-Tú padre es el creador de todos los ríos. Todos los habitantes de la tierra vienen de la esperma de sus aguas y tú eres uno de sus hijos elegidos-.  

-¿Elegidos para qué?-  

–Para cuidar de tus hermanos, hijos de la misma madre tierra- 

 -¿Si todos somos hermanos, de quien defenderé yo a los míos?- 

 –Los hombres que vienen han torcido sus caminos olvidando su origen divino, ahora son cuerpos sin alma, que caminan como ciegos, destruyendo todo lo que tocan, por su deseo maligno. 

-¿Por qué?–. Pregunto Cacaima intrigado. 

-El odio y la codicia se apoderaron de su alma y sin el fuego sagrado adentro, su piel pálida solo es el rostro de un espanto-.  

Cacaima se sentó en una gran piedra a meditar, y la serpiente continúo… 

-Ahora tienes que dominar tu ira, para que el odio no devore tu corazón y encontrar en ese fuego interno la fuerza y la astucia para librar la guerra que se avecina. Ahora sabes, guía tu mano, como guías a tu pueblo-. 

La gran serpiente blanca se fue alejando hacia el fondo del agua, dejando a Cacaima extraviado en el pensamiento.  

Era la última batalla consigo mismo, domar su ser animal para darle pasó al hombre, a su humanidad salvaje. El abuelo tabaco lo acompaño todo el camino de regreso y con su humo fue limpiando el sendero del pensamiento, para darle paso a nuevas ideas, surgiendo en su mente una estrategia para preservar la vida de sus hermanos y detener el avance del demonio de hierro, antes que logre llegar al corazón de la selva. 

Continuara….

  

Por H.Martín 

Escritor, guionista y poeta conceptual bogotano, cofundador de la organización ECONCIENTES, enfocada a a creación y fomento del arte con valores ecológicos y preservación del medio ambiente desde el área de literatura. Actualmente columnista de la revista Cultural Tras La Huella y miembro activo de RAL (Rutas de arte Latinoamericano).
Ilustración: Iskar 

Artista Mexicano con más de 15 años de trayectoria, ha desarrollado su trabajo en la ilustración tradicional, el stencil y medios digitales así como en el arte contemporáneo. Iskar ha logrado crear un estilo único partiendo de elementos del pasado y transformandolos en vistazos del futuro.

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