"Cacaima en medio de aquel valle espantoso de cadáveres, reposaba su lastimada espalda sobre el humus de la selva mientras observaba el cielo, cuando de repente el sol se eclipso por las enormes alas de un cóndor, su sombra alivio el rostro del fatigado guerrero y fue entonces que tuvo una revelación, el olor a la muerte fresca habría alimentado una nueva visión de futuro."