Comenzaremos con una historia. Se cuenta que en el principio no había nada: sólo ausencia, sólo vacío. En el centro de la nada, la Divinidad que posee la matriz de la Anaconda Arcoíris despertó a su propia vida, y comenzó a pensar, comenzó a soñar.
Comenzaremos con una historia. Se cuenta que en el principio no había nada: sólo ausencia, sólo vacío. En el centro de la nada, la Divinidad que posee la matriz de la Anaconda Arcoíris despertó a su propia vida, y comenzó a pensar, comenzó a soñar.